domingo, 18 de marzo de 2007

Casa inhabitada


A casi media hora de Adiós, por viejos caminos recorridos actualmente sólo por tractores que van a la labranza, se encuentra esta desolada construcción. Consta de un edificio principal, un almacén o granero anexo, y otro almacén más pequeño a pocos metros. Todos los edificios están en ruinas. Desconozco la historia de esta antigua borda, pero sin duda debió haber sido habitada por una familia de fuertes campesinos, a los que no les importaba encontrarse a más de media hora de distancia de cualquier vecino, de cualquier centro urbano al que acudir en caso de necesidad. Desde la antigua vivienda se divisa una buena porción de Valdizarbe. También, como recoge la foto, la Sierra de Alaitz, con dos puntos destacados: la mina de Alaitz, y la imponente cima montañosa con aspecto inexpugnable, Peña Untzue. Me hubiera hecho ilusión encontrar la casa habitada, limpia y llena de vida. Pero la evolución nos empuja cada vez más hacia el ser homogéneo, hacia la estandarización, las aglomeraciones y la producción y consumo en serie, masivo. Me hubiera gustado trabar amistad con esa familia de campesinos, vitales moradores de esa especie de oasis en mitad del siglo XXI, y escuchar sus problemas acerca de la falta de agua, las heladas, y compartir con ellos la alegría del nacimiento de un cordero, o del comienzo de la cosecha, tomando un zumo de limón recién exprimido. Me hubiera gustado parar a saludar, pero en esa casa sólo habitan los fantasmas silenciosos de otro siglo. Es hora de continuar el camino.

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